Muchos médicos en la Alemania nazi se enfrentaron a situaciones difíciles ante las que sucumbieron. Su experiencia puede enseñarnos a nosotros.
Puede decirse sin temor a equivocarse que el Holocausto de millones de vidas humanas se fraguó poco a poco, descendiendo peldaño a peldaño,
En 1920 se acuñó el término ‘vida indigna de ser vivida’, para aquellos casos en los que estaría legalmente justificado matar a pacientes por padecer discapacidades, heridas incurables o severamente paralizantes.
Esto abonó el terreno, así que cuando el partido nazi llegó al poder en 1933 ya había un 6% de los médicos que pertenecían a la Liga de Médicos Nazis, en donde se daba mucha importancia a la eugenesia. De aquí a la esterilización forzada había solo un escalón y en cuatro años casi 300.000 pacientes fueron esterilizados.
Cuando comenzó la guerra en 1939 este programa de esterilización se paró, pero se descendió otro peldaño con el programa de matanza de pacientes adultos o Aktion T4 del que hablamos en la anterior entrada, en el que se mataron a 70.273 adultos “por compasión”
La Aktion T4 cesó en 1941, pero la “Eutanasia salvaje” que seguidamente se estableció mató entre 100.00 a 200. 000 adultos y miles de niños. Además el personal y la experiencia acumulada se utilizaron posteriormente para aplicarla en los campos de exterminio.
Los médicos participaron en todas las etapas del proceso desde la selección hasta la ejecución. No se les ordenaba que lo hicieran pero sí tenían la facilidad para ello.
El Tribunal de Crímenes de Guerra informó que “parte de la profesión médica cooperó consciente e incluso voluntariamente” con la “matanza masiva de alemanes enfermos”.1
¿Cómo fue posible esto?
Entre otras cosas porque
- Hubo una eficaz campaña de propaganda utilizando el cine y las películas para influir en el pensamiento de la sociedad creando una opinión pública favorable.
- Se utilizaron eufemismos lingüísticos para no llamar a las cosas por su nombre real.
- Se promovió la eutanasia como un acto de liberación misericordiosa.
- Hubo una obsesión real por el análisis de costes y beneficios.
- Se llegó a una relación demasiado estrecha entre la medicina y el Estado sin que hubiera margen suficiente para la independencia en la toma de decisiones,
Cabe preguntarse si en muchos casos se aceptó como ético aquello que había sido aprobado por el Parlamento, solo por el mero hecho de que este había sido elegido democráticamente, equiparando ética con legalidad, renunciando de esta manera a los valores y a la conciencia propia. ¡¡¡Qué importante es que el Derecho a la Objeción de Conciencia esté siempre reconocido!!!
Todo esto suena muy actual ¿Verdad?
Shalom
1.- Tribunal de Crímenes de Guerra. Doctores de la Infamia. 1948.